Harry Potter y el Misterio del Príncipe, el libro, es indudablemente, uno de los capítulos más intensos en la saga del joven mago, no sólo por la evolución notoria de los personajes, sino por la presencia de factores que alejan la trama de lo infantil para adentrarla en un mundo más real, más cercano al nuestro, más lleno de riesgo, de claroscuros, de historias que a veces concluyen sin finales felices.
Traducir el libro al lenguaje cinematográfico se antojaba complicado por la multitud de hilos desarrollados a un mismo tiempo; y es en este sentido donde la cinta halla quizás su traspiés más obvio; no obstante, decir que este sexto episodio es malo, es lo más alejado de la realidad; por el contrario, la película de David Yates (su segunda en la saga) refresca la colección y muestra una madurez visual que no se percibe en las últimas entregas, acercándola al dramático expresionismo alemán, destacándose en ello una fotografía más trabajada y una edición que sorprende en varias ocasiones por su creatividad, sin mencionar los efectos especiales que son por mucho, los mejores de las seis cintas.
Dos escenas destacan en este contexto, el ataque de los mortífagos a la Madriguera y el rescate del Horrocrux en la cueva. Atención especial también merece la música de Nicholas Hooper que, con nuevos acordes renueva lo ya visto, bajo otros ritmos; ver, o mejor dicho, oir, en este sentido, las escenas del quiditch.
De los personajes no se puede pedir más de lo entregado, pues por obviedad, después de cinco cintas, es lógico que se sientan todos más cómodos en sus roles, lo que permite una mayor desenvoltura del personaje, situación que se aprecia especialmente en Hermione quien sucumbe en esta entrega antes sus hormonas; Draco Malfoy, quien entremezcla la debilidad con el odio, y el mismo Dumbledore, que fusiona el cansancio con la sabiduría y el poder. Mención especial merece Jim Broadbent en el rol del Profesor Slughorn quien parece arrancado literalmente de las páginas del libro; y en lo personal, añadiría también un elogio a Helena Bonham Carter cuyo rostro desfigurado por la exacerbada locura, le imprime un dramatismo exquisito a sus breves escenas.
A pesar de su extensa duración, 153 minutos, la cinta mantiene un buen ritmo a pesar de su falta de acción y logra adentrar al espectador en una historia sólida y bien trabajada, al menos durante tres cuartas partes, pues, a diferencia del libro, parece decaer hacia el final. Mientras que en las letras de Rowling el desenlace es poderoso y demoledor, en la película luce pálido y fuera de forma.
Es bien sabido que este episodio funge como un enlace hacia el gran final y por tanto sólo constituye un nudo en un panorama más amplio, sin embargo, ello no justifica su debilidad en uno de los pasajes más fuertes y tristes de la saga.
Por otro lado, si bien es entendible que no todo el libro puede estar plasmado en escenas, algunos hechos que en las letras son esenciales para el desarrollo de la historia, en la cinta lamentablemente son omitidos o relegados a un nivel anecdótico, como la vida de Voldemort o el mismo tema que da nombre al libro: el misterio del príncipe… ¿Se corregirá esto en el siguiente episodio?
Finalmente, HP6 no es ajena a las modas cinematográficas y llega a las pantallas en formato tradicional y IMAX, además de tener versiones en 3D, cualidad ésta última que, aunque espectacular por momentos, es innecesaria absolutamente; de hecho, el 3D no está en toda la cinta, sino en los minutos inicales, que al parecer fueron desarrollados específicamente para lucimiento de la técnica… presupuesto que con toda seguridad, habría caído mejor en las escenas finales.
De modo que, aunque la cinta bien puede decirse que es un conjunto de claroscuros, (en todos sentidos), también es un producto que vale la pena de verse y disfrutarse, por todos, pero especialmente por los fans de la saga, quienes, teniendo el respaldo del libro, vivirán con mucha mayor intensidad la experiencia.
21 respuestas a «Harry Potter y el Misterio del Príncipe – Crítica»
Personalmente ésta película ha sido de las que mennos me ha gustado de la saga de Harry Potter, me quedo con la quinta, es imperdonable que hayan eliminado la batalla que aparece al final del sexto libro de Harry Potter entre mortífagos y «defensores», además esperaba más acción, me parece que le dieron mucha importancia al aspecto romántico de los protagonistas, sobre todo entre Ron y Hermione. Espero que las últimas entregas sean mucho mejores.