Harry Potter y la Piedra Filosofal

¡Sujeten sus Nimbus 2000 y tomen el expreso para el viaje a Hogwarts! Aseguren un buen sitio en los partidos de Quidditch, y pónganse sus capas de invisibilidad, pues la espera ha terminado… Harry Potter ha llegado por fin a las pantallas, y el evento es único pues se trata de un suceso en el que millones de fans (literalmente) y de personas pondrán sus ojos en este otoño…

Si, como el que escribe, son seguidores del pequeño mago y de la historia concreta del primero de los libros que J. K. Rowling nos ofreció, les puedo asegurar, de entrada, que la versión filmada es, en efecto, increíblemente apegada al libro en términos de la historia, con las licencias obvias de una adaptación, pero respetando la idea a un casi 100%, y aquí permítanme hacer una pequeña pausa para explicar un poco lo que leerán, pues resulta increíblemente difícil reseñar una cinta de la que ya se ha hablado tanto, y de la que hay tantas cosas que se pueden decir, al mismo tiempo que hay cosas que no deben decirse para ser vistas en la pantalla…

Lo básico es ya sabido por todos (o debiera): Harry Potter es un niño que siempre ha vivido con sus tíos y primo, después de la muerte de sus padres. En su cumpleaños número 11, Harry recibe una carta de Hogwarts, la Escuela de Magia y Hechicería, lo que le acerca a un mundo inimaginable y contrastante con la dura vida al lado de sus tíos: ¡Harry es una celebridad!, sus padres no murieron como él creía, y su destino es convertirse en mago, como sus padres, dos víctimas de Volde… ¡perdón!, de Aquel que no debe ser nombrado. El suceso y viaje a Hogwarts abre a Harry las puertas de una vida nueva, con magia y amigos, pero también con enemigos y problemas: Hogwarts tiene un problema vinculado con seres siniestros y con personajes que no son lo que parecen ser, y es turno de Harry y sus amigos el resolver los enigmas y descubrir los secretos que se encierran en el primer año de la preparación mágica en Hogwarts…
En este sitio y en cualquier medio mundial se ha hablado ya sobre lo que Harry Potter representa en su versión fílmica, de modo que a menos que hayan estado en islas alejadas -y abandonadas- o en los polos (donde seguramente encontrarían una versión traducida del primer libro, de cualquier modo) saben que se trata de algo memorable e importante… Al igual que ocurrió con el Episodio I, las expectativas son tan altas, que resultará difícil que la cinta satisfaga a todos, fans incluidos, sin que ello altere su imparable éxito en taquilla, como ocurrió en su estreno en Inglaterra y los EUA, y como ocurrirá a medida que la magia se extienda por el resto del mundo…

Empecemos…

La cinta de Harry Potter está basada en el primero de los libros del mago (como dato editorial, les recuerdo que la serie de Harry Potter ha vendido más que cualquier otra serie o libro en la historia de las publicaciones, y que el libro 4 del mago tuvo el primer tiraje más grande de la historia impresa, además de que la serie entera tiene ya más de 45 traducciones a idiomas distintos y se vende en más de 200 países), y para los que gustan de las cifra$, les menciono que el coste estimado de la producción fue de 150 millones de dólares, que fueron recuperados (y más) en los primeros días de estreno, eso sin contar licencias, donde por ejemplo la de Coca Cola dio 100 millones tan sólo por uso de imágenes en sus productos… en este sentido, la parte económica no es uno de los problemas, y la parte que tenía a Warner Bros. cuestionando un poco de lo que ocurriría era lo relativo a la cinta como adaptación de la novela…

El problema, en mi punto de vista, es este y es muy simple: el libro de Harry representa un movimiento cultural y social de cargas impresionantes, un regreso de muchos a los libros, una introducción a leer para otros, un placer culpable de algunos adultos, y un sinnúmero de elementos en términos de una actividad vital como lo es la lectura… Si trasladamos este hecho al celuloide, el problema es lidiar con la demanda del libro en términos visuales y de interpretación, pues al tratarse de una serie que aún no termina (ahora estamos en espera -ansiosa- del 5º libro de un total de 7), la componente visual de la cinta tendría mucho que ver con la impresión de la gente a medida que lea más allá del primer libro, y que la historia continúe, no sólo en impreso sino en la pantalla… Esto es un grave problema, pues es sabido que los medios visuales pueden en ocasiones ser víctimas de quejas de quienes defienden el hecho de que los niños -y adultos- pierden sus capacidades imaginativas al ver las imágenes (un tema que está más que fuera del alcance de esta reseña, por cierto).

¿Cuál era el modo de limitar los alcances de este hecho la mínimo? ¿Cómo se asegura un estudio del nombre y tamaño de WB de hacer lo correcto? El límite lo puso la misma autora del libro, al ceder derechos sólo si se garantizaba el respetar su visión y sus ideas, lo que le permitió supervisar y aprobar todos los aspectos de la producción, haciendo valer sus ideas, como el hecho de tener sólo un elenco inglés, y algunos otros detalles (como la serie de rumores sobre su rechazo a Spielberg por temor a que cambiase su historia, o el hecho de que en teoría rechazó a Haley Joel Osment por no ser británico)…

Volviendo al apego a la historia, este es quizás el elemento más controversial y que será más comentado: muchos cuestionarán que por el mero hecho de apegarse al libro se cayese en algunos elementos que no benefician la historia en términos de cine: el eterno problema de la adaptación de la novela a la pantalla, ahora en el sentido de que la adaptación debía ser casi absoluta, con licencias menores como adecuaciones temporales de ciertos encuentros, o reducción de momentos.

La duración, por ejemplo, es uno de los elementos obvios: ningún libro de Potter es menor a 220 páginas (el 4 tiene más de 600, hasta donde recuerdo), lo que se traduce en las dos horas y media que dura la primera historia. Muchos niños la encontrarán fuera del período pedagógico de atención (lo que para los fans más grandes no será un elemento vital para quitar la validez del apego a la trama) y eso aún cuando es cierto que ciertas partes se limitaron (como la duración en pantalla del fantasma Nick «casi decapitado», que en la cinta no es tan amplio como en el libro) por no ser representativas en la historia, o se adaptaron, como el orden y lugar de presentación del odioso Draco Malfoy, o el número de varitas que Harry prueba antes de hallar la suya.

En este contexto, para los que no han leído la historia pero sean exigentes con la narrativa, el hecho de incluir todo implica que hay partes en las que el desfile de efectos y personajes será únicamente una muestra de muchos sabores sin un menú sustentoso… Para los seguidores del mago, eso no será importante a un 100%, pero es necesario tenerlo en mente, y dar un lugar al cine como medio de expresión, un ambiente donde no todo lo que aparece debe aparecer por el sólo hecho de que un libro lo menciona.

Siguiendo en la parte de narración, la descripción de los personajes, algo que los seguidores de Harry saben de memoria por los libros que siguen, no está perfectamente definida en todos ellos, lo que nos deja un poco con la idea de que se deberá cubrir eso en las siguientes películas, lo que en lo personal creo no resulta justificable en todos los casos dada su importancia. En esto, puedo dar el ejemplo de que el desempeño de Snape es impecable, pero no terminamos de ver el odio real que siente por Harry, y sólo lo intuimos, y aunque Hermione se roba los corazones de los espectadores y prueba su personalidad de forma perfecta, la base emocional de Ron no queda tan bien dibujada como me hubiese gustado.

Entrando en detalles cinematográficos, inicio con el ojo detrás de esta visión: el director de la cinta es Chris Columbus, firmado también para la segunda entrega de esta serie, y a quien conocemos por su trabajo con niños en Home Alone (y su secuela), y por trabajos como El Hombre Bicentenario o Mrs. Doubtfire. Respecto de su desempeño, digamos que hizo bien su trabajo, cumplió las expectativas de lo que se pediría a alguien que intentase respetar la visión de la autora de Harry, y aunque hay algunos elementos no muy trabajados o que pudieran pulirse más, el trabajo final merece crédito, aunque a mi juicio es el diseño de producción (en algunas partes, en otras no) y la personalidad de los actores lo que hace que se trate de una gran cinta. Sé que el resultado de los actores y la producción visual son responsabilidad también del director, así que no demerito a Columbus, pero confieso que tan sólo la idea/rumor de un Spielberg en el tercero de los filmes me provoca una sonrisa más grande que el saber que él será el que haga la segunda parte. Nada personal, pero no se trata de una dirección impecable, y el mérito más grande fue respetar la visión y respaldar al equipo que tenía con él, hay ciertos detalles, como un inicio algo flojo, que no me permiten aplaudirle de pie, aunque le ovaciono por el valor mostrado al aceptar y competir por el proyecto.

La producción es de David Hayman, quien tuvo la fortuna de hacerse de los derechos cuando la novela no era conocida (¡vaya suerte, eh!), y quien produjo Ravenous (nada que ver con la dulzura de Potter…). Aquí sí que no hay quejas, gran golpe de suerte y gran trabajo, esperemos que las ganancias mejoren las siguientes entregas, y que se utilicen para la promoción de cine indie, o más en el estilo monetario de Ravenous… El guión, buena adaptación de la historia, respetándola y adecuando ciertos tiempos y detalles, como ya mencioné, es de Steven Kloves, premiado y nominado en diversos foros por su guión de Wonder Boys.

El diseño de producción, un punto donde tengo ciertas sensaciones encontradas, merece crédito pero hay algunas partes donde quizá faltó algo. Me explico. Hogwarts y Diagon Alley no tienen problemas, los cuadros, las fotografías, los interiores, las velas flotantes o las calabazas de Halloween, todo es impecable, pero hay ciertas partes donde el ambiente «literario» podría haberse mejorado, como el estadio de Quidditch, que no tenía mucho trabajo apreciable, o hasta el ambiente de la estación de trenes, donde ese 9 ¾ famoso pudo haberse ambientado de modos mejores… Lo mismo para la estación de tren en Hogwarts, que bien pudo omitirse pues su desarrollo es casi nulo.

Aquí es importante diferenciar la parte de diseño de producción de la parte de efectos visuales, pues son los FX los que pueden apoyar (como la rana de chocolate, o las fotografías) o disminuir un ambiente (como, creo, en los fantasmas, en la comida que aparece y que vemos desde un punto alejado, sin apreciar nada, de hecho, y hasta en la invisibilidad)… Muchos efectos, pero no todos muy elaborados, y aunque en parte se debe al hecho de que se trata de una historia fantástica, que admite cierto grado de exageración, creo que hay secciones donde el problema fue presupuesto y no ganas… El ajedrez y la batalla, por ejemplo, está bien planeado, pero peca de exceso de zoom y explosiones en algo que pudo haberse explotado más como CGIs bien hechos, y hay partes muy muy llanas, como el troll y sus movimientos totalmente excesivos… en este rubro, y pese al respaldo de nombres como ILM, Rhythm & Hues, Sony Pics. Imageworks o The Moving Company, siento que algo faltó… En lo personal, la invisibilidad y los fantasmas son efectos de décadas atrás, de modo que no me gustó el limitar las opciones a algo tan clásico y obvio… El duelo de Quidditch, sin embargo, tiene un buen trabajo (y buena dirección), de modo que no se me tache de renuente a dar mérito. Bien en general, pero no a un 100%, me parece…En el vestuario, sin embargo, cero quejas, el trabajo es algo memorable.

La música es una maravilla, John Williams, un genio, muestra su capacidad, aunque me parece que se reinventa al reciclar partes de Star Wars, y hay algunas secciones en que evoca a Elfman y sus tonos góticos de Batman. El tema principal, sea lo que sea, y el leit motif son una joya, uno de los CDs obligados en la colección..

En el reparto, tampoco puedo quejarme (excepto en un caso): el acento británico puro es una delicia, todos son buenos (casi) y otros extremadamente buenos, y eso es algo que siempre se agradece… La excepción, para terminar pronto con él: Ian Hart (Profesor Quirrel), que no es mal actor pero que en este rol simplemente no hizo bien su trabajo… Una cosa es dedicarlo a los niños como mercado, y otra hacer el ridículo, y en esta ocasión es más lo último. Lástima.

Con el resto, cuesta trabajo empezar: la genial y perfectamente dibujada Hermione (una maravillosa Emma Watson, ovaciones y fanfarrias) roba la pantalla en ocasiones hasta a un gran Harry (Daniel Radcliffe, idem), y de los tres estelares el más flojo es Ron (Rupert Grint), a quien esperemos den más energía en la segunda entrega. Draco Malfoy (Tom Felton) es tan odioso como lo imaginamos, de modo que en los niños todo ok.

Los adultos son también memorables, desde un Hagrid (Robbie Coltrane, genial) hasta un mágico Dumbledore (Richard Harris), pasando por la maravilla de la profesora McGonagall (Maggie Smith) y por el que se lleva la ovación de pie completa: Severus Snape (Alan Rickman), quien logró un trabajo impecable e histórico, aunque insisto en que no mostró todo el rencor que debía haber para con Harry (quizá razones de marketing y cuestiones de historia infantil).

En conclusión, después de una extendida (pero nunca lo suficientemente completa) revisión: gran cinta, y de las que se diga lo que se diga, hay que ir a ver a las salas.

No se saca un 10, pero sí una muy buena nota…. un 9 ¾ 🙂